
El sector de materiales y químico engloba a las empresas dedicadas a la producción de materiales básicos, productos químicos, gases industriales, fertilizantes, pinturas, metales y otras materias primas transformadas que sirven de base a multitud de industrias. Es un sector clave en la cadena de suministro global, que da soporte a la construcción, la automoción, la industria alimentaria, la agricultura, la electrónica, la farmacéutica y muchos otros sectores. Su evolución está estrechamente ligada a la demanda industrial y a los ciclos económicos, por lo que presenta una naturaleza marcadamente cíclica.
Entre sus principales fortalezas destaca su papel esencial e insustituible en el tejido productivo. Muchas de sus compañías tienen posiciones dominantes en nichos altamente especializados, con procesos complejos, costosas barreras de entrada y ventajas competitivas claras derivadas de la escala o la tecnología. Ejemplos destacados en Europa incluyen BASF y Linde (Alemania), Air Liquide (Francia), Arkema (Francia) y Croda (Reino Unido). Se trata de empresas con actividad global, fuerte capacidad de innovación y exposición a megatendencias como la sostenibilidad, la transición energética o la digitalización industrial.
Sin embargo, es un sector muy intensivo en capital y energía, lo que le hace particularmente vulnerable al encarecimiento de materias primas, electricidad o gas, así como a restricciones regulatorias y medioambientales. La creciente exigencia en sostenibilidad y reducción de emisiones obliga a muchas de estas compañías a acometer costosas inversiones en adaptación tecnológica. Además, su exposición al comercio internacional las hace sensibles a conflictos geopolíticos, interrupciones logísticas y tensiones en las cadenas de suministro.
Desde el punto de vista del inversor, el sector materiales y químico combina un perfil defensivo en algunas líneas de negocio (como los gases industriales) con oportunidades de crecimiento a largo plazo ligadas a la innovación y la reindustrialización de Europa. Las valoraciones bursátiles suelen situarse en múltiplos moderados, con PER que en empresas líderes como BASF o Air Liquide oscilan entre 13 y 20 según el ciclo. Muchas compañías del sector reparten dividendos estables, aunque rara vez muy elevados. Se trata, por tanto, de un sector atractivo para estrategias de inversión orientadas a estabilidad con cierto potencial de crecimiento sostenido.
En el caso de España, el sector de materiales y químico está poco representado en bolsa. Aunque existen empresas como Acerinox (acería inoxidable) o Ercros (química básica), su tamaño y alcance internacional son limitados en comparación con los grandes grupos europeos. Por ello, cualquier inversor español interesado en este sector debe mirar principalmente hacia el DAX alemán o el CAC 40 francés, donde cotizan los principales líderes del sector a nivel mundial.
Air Liquide
Air Liquide es una de las grandes empresas industriales de Europa y líder mundial en gases industriales, tecnologías médicas y soluciones para la transición energética. Fundada en Francia en 1902, opera en más de 70 países y suministra oxígeno, hidrógeno, nitrógeno y otros gases esenciales a sectores tan diversos como la industria química, la salud, la electrónica, la alimentación o la energía. Su actividad está muy diversificada tanto geográficamente como por sectores de aplicación, lo que le confiere una notable solidez y resiliencia frente a los ciclos económicos.
Entre sus fortalezas destaca una posición de liderazgo global, una base de clientes muy amplia y contratos a largo plazo que generan ingresos estables y predecibles. Además, Air Liquide invierte de forma constante en innovación y sostenibilidad, lo que la sitúa a la vanguardia en áreas como el hidrógeno verde o la captura de CO₂. A pesar de que la empresa es intensiva en capital y energía —lo que puede penalizar sus márgenes en contextos de encarecimiento energético—, su modelo de negocio ha demostrado una gran capacidad de adaptación y eficiencia operativa.
Desde el punto de vista del inversor, pocas empresas ofrecen un trato tan favorable y cercano. Air Liquide no solo reparte dividendos anuales estables y en crecimiento, sino que además premia la fidelidad de sus accionistas mediante entregas periódicas de acciones gratuitas. Este enfoque ha convertido a la empresa en una auténtica tradición de inversión en Francia: cientos de miles de pequeños ahorradores poseen acciones de Air Liquide y las conservan durante décadas. Además, los accionistas pueden registrar sus títulos como «nominatifs purs» (acciones nominativas puras) directamente con la empresa, lo que permite a los residentes fiscales en España beneficiarse de una retención reducida en origen del 12,8 % en los dividendos. Esto evita tener que reclamar posteriormente la devolución del exceso de retención, como ocurre con muchas otras compañías extranjeras.
En resumen, Air Liquide combina estabilidad, innovación, crecimiento sostenido y una política de atención ejemplar al accionista. Aunque no se trata de una acción orientada a rentabilidad por dividendo elevada en el corto plazo, sí es una opción excelente para inversores de largo plazo que valoran la fiabilidad, el crecimiento progresivo y una gestión respetuosa con el accionista minorista.
Basf
BASF es uno de los mayores grupos químicos del mundo y un referente histórico de la industria alemana y europea. Fundada en 1865, su sede se encuentra en Ludwigshafen (Alemania), donde mantiene el mayor complejo químico integrado del planeta. La empresa está presente en más de 90 países y opera en múltiples segmentos: productos químicos básicos, plásticos, recubrimientos, productos agrícolas, soluciones para la automoción, construcción, electrónica, alimentación y cuidado personal. Esta diversificación sectorial y geográfica ha sido tradicionalmente uno de sus principales puntos fuertes.
A lo largo de su historia, BASF ha destacado por su capacidad de innovación, su eficiencia operativa y su enfoque en procesos industriales de gran escala. Sin embargo, en los últimos años ha atravesado diversas dificultades que han lastrado su evolución: la ralentización económica global, el encarecimiento de la energía tras la guerra en Ucrania (particularmente sensible en Alemania), la pérdida de competitividad de la industria europea frente a Asia y Estados Unidos, y una reestructuración interna que ha supuesto importantes ajustes de plantilla y cierre de unidades productivas. Estos factores han impactado negativamente en sus márgenes y en su cotización bursátil, que ha mostrado un comportamiento muy débil en comparación con otras grandes empresas europeas.
A pesar de ello, BASF sigue siendo una empresa industrial de enorme interés para el inversor a largo plazo. Su escala, su cartera de productos y su posicionamiento global le otorgan un gran potencial, especialmente si logra adaptarse con éxito al nuevo entorno energético, reorganizar su estructura de costes y reconquistar competitividad. A los precios actuales, algunos inversores consideran que la acción podría ofrecer una oportunidad de recuperación significativa, especialmente si se materializan mejoras operativas y se estabiliza el entorno macroeconómico.
Desde el punto de vista del accionista español, conviene tener en cuenta que, al tratarse de una empresa alemana, los dividendos están sujetos a una retención en origen del 26,375 %. Esto implica que es necesario solicitar a la Hacienda alemana la devolución del exceso retenido para evitar una doble imposición. Aunque este trámite es perfectamente viable, puede resultar incómodo para el inversor particular si no está familiarizado con el proceso. En otras secciones de esta web se explica cómo realizar esta reclamación paso a paso.
En conclusión, BASF atraviesa un momento delicado, pero sigue siendo una empresa con activos estratégicos, diversificación global y capacidad de recuperación. Para inversores con perfil paciente, tolerancia a la volatilidad y perspectiva a largo plazo, podría representar una inversión interesante, siempre que se sea consciente de los riesgos y de la necesidad de seguir de cerca la evolución del negocio.
Arkema
Arkema es uno de los principales grupos químicos de Europa, con sede en Francia y una destacada presencia internacional. Su actividad está centrada en la producción de materiales avanzados, productos químicos especializados y soluciones de alto rendimiento para sectores como la automoción, la construcción, la electrónica o la energía. A diferencia de otras químicas más centradas en productos básicos, Arkema se ha enfocado estratégicamente en segmentos de mayor valor añadido, como los polímeros de alto rendimiento, adhesivos técnicos y materiales sostenibles.
En los últimos años, Arkema ha atravesado algunas dificultades que han limitado su rendimiento en bolsa. La elevada inflación en los precios de las materias primas, las tensiones logísticas globales y la ralentización industrial en Europa han presionado sus márgenes. Además, su exposición a sectores cíclicos la hace especialmente vulnerable a las fluctuaciones macroeconómicas. Sin embargo, la empresa ha mantenido un perfil sólido, con una buena gestión financiera y un enfoque a largo plazo en sostenibilidad e innovación, lo que la convierte en una compañía interesante dentro del sector químico europeo.
Desde el punto de vista del inversor, Arkema no es una acción de fuerte crecimiento, pero sí ofrece estabilidad y cierta recurrencia en los beneficios. Su política de dividendos es prudente, con una rentabilidad moderada que suele situarse entre el 2,5 % y el 3,5 %. La cotización, que ha estado contenida por los problemas recientes, puede ofrecer un punto de entrada interesante si la compañía logra consolidar su recuperación en los próximos años.
Una ventaja destacable para el inversor español es que las acciones de Arkema pueden registrarse como nominativas a través de la plataforma francesa Uptevia. Esto permite acogerse a una retención fiscal reducida del 12,8 % sobre los dividendos, en lugar de la retención general del 25 % aplicable a los no residentes. De este modo, se evita el trámite de solicitar la devolución del exceso de retención a la Hacienda francesa, lo que convierte a Arkema en una opción más cómoda y fiscalmente eficiente para el pequeño inversor residente en España.
