
El sector salud agrupa a una amplia variedad de empresas: farmacéuticas, biotecnológicas, fabricantes de equipamiento médico, hospitales, aseguradoras sanitarias y proveedores de servicios. Desde el punto de vista del inversor, es un sector esencial, con demanda estructural creciente debido al envejecimiento de la población, el aumento de enfermedades crónicas y el acceso progresivo a servicios de salud en países en desarrollo. Por estas razones, suele considerarse un sector relativamente defensivo, capaz de generar ingresos estables incluso en tiempos de recesión.
Sin embargo, el sector salud presenta también un perfil delicado en muchos aspectos y está sometido a una regulación extremadamente estricta en casi todos los países. La aprobación de un nuevo medicamento requiere largos procesos clínicos, a menudo superiores a 10 años, con una tasa de éxito baja y un coste altísimo. Las empresas deben invertir miles de millones en I+D sin garantía de retorno, y una vez que logran una aprobación, el producto sólo dispone de unos años de exclusividad antes de que expire su patente. A partir de ese momento, los ingresos suelen caer de forma drástica ante la entrada de medicamentos genéricos o biosimilares. Por todos estos motivos, muchos inversores —especialmente los más conservadores— optan directamente por no incluir empresas del sector salud en sus carteras, o lo hacen sólo de forma muy selectiva y con gran precaución.
Además, el sector se enfrenta a controles de precios, especialmente en Europa, donde los sistemas públicos de salud negocian duramente con los laboratorios. En Estados Unidos, aunque los precios son más altos, la presión política y social para limitar los costes de los tratamientos también va en aumento. A esto se suman riesgos jurídicos importantes: las farmacéuticas están expuestas a demandas millonarias por efectos secundarios, errores en la comercialización o conflictos de patentes. Incluso empresas bien gestionadas pueden verse afectadas por juicios que generan pérdidas reputacionales y económicas considerables, lo que hace que la inversión en este sector pueda resultar arriesgada si no se evalúan adecuadamente estos factores.
En resumen, el sector salud ofrece estabilidad y potencial de crecimiento a largo plazo, pero también está condicionado por una combinación de factores complejos: regulación intensa, necesidad de innovación constante, ciclos largos de desarrollo, riesgos legales, presión política y competencia creciente tras la expiración de patentes. El inversor que apueste por este sector debe tener una visión de largo plazo, diversificar entre subsectores y comprender los desafíos específicos que enfrenta cada tipo de compañía, siendo consciente del carácter delicado y a menudo incierto de este ámbito.
Sanofi
Sanofi es una multinacional farmacéutica francesa, una de las mayores de Europa y un actor clave en el sector salud a nivel global. Fundada en 1973 y con sede en París, la compañía ha crecido a través de numerosas fusiones y adquisiciones, consolidando una presencia destacada en medicamentos con receta, vacunas y tratamientos especializados. Opera en más de 100 países y mantiene un amplio portafolio de productos en áreas como la diabetes, oncología, enfermedades raras y neurociencia.
La actividad de Sanofi se organiza en tres grandes divisiones: medicamentos de especialidad (como Dupixent, Aubagio o Libtayo), vacunas (a través de su filial Sanofi Pasteur, con productos como Fluzone o Menactra), y productos de consumo (incluyendo analgésicos, vitaminas o antialérgicos como Allegra o Doliprane). Aunque esta diversificación cubre una gama de necesidades médicas globales, también implica una exposición significativa a la regulación, los ciclos de innovación y la competencia genérica.
A pesar de operar en un sector esencial, Sanofi se enfrenta a numerosas barreras estructurales. El desarrollo de un nuevo medicamento exige inversiones multimillonarias en investigación y ensayos clínicos, con plazos muy largos, tasas de éxito limitadas y riesgo regulatorio elevado. Además, una vez alcanzada la aprobación, los productos deben afrontar restricciones de precios impuestas por los sistemas públicos de salud, así como la erosión progresiva de ingresos tras la expiración de patentes. La compañía también debe gestionar con extremo cuidado su exposición a litigios, demandas colectivas y controles de cumplimiento, que pueden tener un fuerte impacto financiero y reputacional.
Desde el punto de vista del inversor, Sanofi combina estabilidad en ciertas líneas de negocio con una volatilidad inherente a su sector. Aunque puede beneficiarse de tendencias de largo plazo como el envejecimiento poblacional o la demanda de terapias innovadoras, su crecimiento está condicionado por múltiples factores exógenos difíciles de prever. Las presiones regulatorias, la necesidad constante de reposicionar el portafolio y la dificultad para mantener productos con ventas masivas sostenidas a lo largo del tiempo han llevado al mercado a valorar sus acciones con mayor cautela en los últimos años.
Como otras grandes cotizadas francesas, Sanofi permite mantener acciones en forma nominativa pura a través de Uptevia. Esta modalidad ofrece ventajas fiscales, como una retención reducida del 12,8 % sobre los dividendos, evitando la necesidad de tramitar la devolución del exceso de retención por doble imposición.
En resumen, Sanofi representa una opción con perfil mixto dentro del sector salud: una compañía global con presencia consolidada, pero también sujeta a importantes limitaciones estructurales y regulatorias. Para el inversor a largo plazo, su atractivo depende tanto de su capacidad de innovación como de su resiliencia ante un entorno legal, político y comercial cada vez más exigente.
EssilorLuxottica
EssilorLuxottica es la empresa líder mundial en el sector de la óptica, resultado de la fusión en 2018 entre la francesa Essilor (fabricante de lentes oftálmicas) y la italiana Luxottica (productora de monturas y gafas de sol). La compañía tiene su sede dual en París y Milán, y opera en más de 150 países, integrando verticalmente toda la cadena de valor del sector óptico: desde el diseño y la producción de lentes y monturas hasta la distribución en tiendas propias y franquiciadas.
El grupo gestiona marcas propias de renombre como «Ray-Ban», «Oakley» o «Oliver Peoples», y produce gafas bajo licencia para casas de lujo como «Chanel», «Prada», «Burberry» o «Armani». Además, controla redes de distribución óptica como «Sunglass Hut», «Salmoiraghi & Viganò» y cadenas de ópticas en Estados Unidos, Europa y Asia. Esta integración total del negocio le proporciona un alto grado de control sobre precios, márgenes y experiencia del cliente.
Entre sus fortalezas destacan su liderazgo global en el sector, la solidez de su cartera de marcas, su capacidad de innovación en tecnología óptica y su presencia omnicanal. También se beneficia de tendencias estructurales favorables como el envejecimiento de la población, el aumento de problemas visuales en edades tempranas y la creciente conciencia sobre la salud ocular.
Sin embargo, EssilorLuxottica también presenta algunas debilidades. Su complejidad operativa tras la fusión ha supuesto desafíos de integración y sinergias, y el negocio minorista está expuesto a fluctuaciones del consumo y a los costes asociados al mantenimiento de tiendas físicas. Además, su fuerte presencia en el segmento de gafas de sol premium la hace sensible a cambios en las preferencias del consumidor y al contexto económico general.
Desde el punto de vista del inversor, EssilorLuxottica es una compañía sólida, con crecimiento sostenido y márgenes elevados, pero cotiza habitualmente con múltiplos muy exigentes. Su PER ronda los 50, lo que refleja las elevadas expectativas que el mercado tiene sobre su rentabilidad futura y su posición de dominio. Esta valoración implica asumir un riesgo importante si el crecimiento no se materializa como se espera. La acción puede ser mantenida en forma nominativa pura a través de Uptevia, lo que permite beneficiarse de una retención sobre dividendos reducida del 12,8 % para residentes fiscales fuera de Francia, simplificando la fiscalidad respecto a la retención estándar.
En resumen, EssilorLuxottica es una empresa única por su integración vertical, posicionamiento estratégico y exposición a una necesidad recurrente como la salud visual. Para inversores dispuestos a aceptar valoraciones elevadas a cambio de calidad y liderazgo en un sector defensivo, puede resultar una opción interesante. Aun así, conviene tener en cuenta que los niveles de precio actuales exigen una ejecución impecable por parte de la compañía.
Beiersdorf
Beiersdorf es una multinacional alemana del sector del cuidado personal y la dermatología, conocida globalmente por marcas emblemáticas como Nivea, Eucerin, Labello o La Prairie. Fundada en 1882 en Hamburgo, la empresa ha construido a lo largo de los años un sólido posicionamiento en el mercado de productos dermocosméticos, tanto de gran consumo como de alta gama, combinando tradición, innovación científica y una fuerte presencia internacional.
La actividad de Beiersdorf se estructura en dos divisiones principales: la unidad de consumo, centrada en productos para el cuidado de la piel, labios y protección solar, con marcas icónicas como «Nivea», «Eucerin», «Labello» y «La Prairie»; y la división médica (operada a través de su filial Tesa), que desarrolla soluciones adhesivas para aplicaciones tanto industriales como médicas. Esta diversificación, aunque limitada al entorno del cuidado y la tecnología de superficies, le permite mantener una posición estable en distintos segmentos del mercado, especialmente en Europa y Asia.
A pesar de operar en un sector menos expuesto a los riesgos regulatorios extremos de la industria farmacéutica, Beiersdorf enfrenta sus propios desafíos. La presión competitiva en el sector de cosmética masiva es intensa, con márgenes ajustados y una elevada sensibilidad a los precios. A esto se suman los crecientes costes de materias primas, los requisitos de sostenibilidad ambiental y las expectativas de innovación constante por parte del consumidor. Además, la exposición al mercado chino, si bien representa una oportunidad de crecimiento, conlleva también vulnerabilidades asociadas a la evolución económica y geopolítica de esa región.
Desde el punto de vista del inversor, Beiersdorf ofrece un perfil defensivo dentro del consumo no cíclico, con marcas sólidas, un balance saneado y una política prudente de crecimiento. No obstante, su cotización ha mostrado en los últimos años un comportamiento irregular, reflejo tanto de los cambios en el comportamiento del consumidor como de la dificultad para mantener tasas de crecimiento elevadas en mercados maduros.
Como en el caso de otras compañías alemanas, la inversión en Beiersdorf conlleva un tratamiento fiscal específico: los dividendos distribuidos están sujetos a una retención en origen del 26,375 %, de los cuales solo el 15 % suele ser deducible directamente en muchos países según convenios de doble imposición. El exceso debe ser solicitado a la administración tributaria alemana mediante un procedimiento formal, que puede resultar tedioso y lento, especialmente para pequeños inversores particulares.
En resumen, Beiersdorf representa una apuesta prudente en el segmento de la salud y el bienestar cotidiano, con marcas reconocidas y una estrategia industrial consistente. Sin embargo, su evolución bursátil está condicionada por factores como la competencia global, la evolución de los mercados emergentes y la presión creciente por una cosmética sostenible. Para el inversor internacional, conviene considerar también los costes cambiarios y fiscales que implica una inversión en acciones alemanas.
Fresenius
Fresenius es una multinacional alemana del sector salud, especializada en servicios médicos, productos hospitalarios y gestión de infraestructuras sanitarias. Fundada en 1912 y con sede en Bad Homburg vor der Höhe, la empresa ha evolucionado hasta convertirse en uno de los mayores grupos sanitarios integrados de Europa. Su modelo combina la producción de equipamiento y fármacos con la prestación directa de servicios clínicos, especialmente a través de hospitales y centros de diálisis.
La estructura del grupo se organiza en varias divisiones clave: «Fresenius Helios», uno de los mayores operadores hospitalarios de Europa; «Fresenius Kabi», centrada en nutrición clínica, medicamentos intravenosos y tecnología de infusión; y «Fresenius Vamed», especializada en ingeniería y gestión de infraestructuras médicas. Durante años, también incluyó «Fresenius Medical Care», líder mundial en diálisis renal, aunque esta unidad fue escindida en 2023 para enfocarse en un modelo de negocio más ágil y centrado en sus áreas principales.
La actividad de Fresenius se desarrolla en más de 100 países, con una fuerte implantación en Alemania, España (a través de los hospitales Quirónsalud), América Latina y Europa del Este. Esta amplia presencia geográfica le otorga una base diversificada de ingresos, pero también implica complejidades operativas y riesgos regulatorios diversos, especialmente en mercados donde los márgenes están condicionados por sistemas sanitarios públicos con presión sobre costes.
A pesar de su perfil defensivo y su fuerte posicionamiento en servicios esenciales, Fresenius ha atravesado en los últimos años un proceso de reestructuración complejo. La elevada deuda acumulada durante su expansión, los bajos márgenes hospitalarios y los desafíos en algunas filiales han afectado tanto a su rentabilidad como a su percepción en los mercados financieros. La cotización bursátil ha reflejado este entorno exigente, con una evolución contenida frente a otros actores del sector salud.
Desde el punto de vista del inversor, Fresenius ofrece exposición a un modelo integrado de salud con ingresos recurrentes y una demanda estructural creciente. No obstante, su rendimiento está condicionado por su capacidad para mejorar márgenes, controlar deuda y adaptar su estructura operativa a entornos cambiantes. Como en otras compañías alemanas, la fiscalidad sobre dividendos es un aspecto a considerar: la retención en origen asciende al 26,375 %, de los cuales sólo el 15 % suele ser deducible mediante convenio de doble imposición. La recuperación del exceso requiere un procedimiento administrativo que puede resultar laborioso para el inversor particular.
En resumen, Fresenius representa una apuesta diversificada en el ámbito sanitario, con una presencia internacional sólida y competencias en múltiples eslabones de la cadena de valor médica. Su evolución futura dependerá en gran medida de su capacidad para simplificar su estructura, fortalecer sus finanzas y mejorar la rentabilidad de sus operaciones. Para el inversor interesado en el sector salud europeo, Fresenius ofrece potencial, aunque no exento de retos estructurales y administrativos.
Siemens Healthineers AG
Siemens Healthineers AG es una multinacional alemana especializada en tecnología médica avanzada. Escindida de Siemens AG en 2017 y con sede en Erlangen, la empresa se ha consolidado como uno de los principales proveedores globales de soluciones de diagnóstico por imagen, análisis clínico y terapias guiadas por imagen. Aunque cotiza de forma independiente en bolsa, Siemens AG sigue siendo su principal accionista, lo que garantiza una fuerte vinculación estratégica con el grupo matriz.
La actividad de Siemens Healthineers se articula en cuatro divisiones principales: diagnóstico por imagen (resonancia magnética, tomografía, rayos X), diagnóstico de laboratorio (equipos de análisis y automatización de procesos clínicos), oncología terapéutica (tras la adquisición de Varian Medical Systems en 2020, especializada en radioterapia contra el cáncer), y servicios digitales y de inteligencia artificial médica. Esta combinación le permite ofrecer soluciones completas a hospitales, laboratorios y clínicas, con una fuerte presencia en Europa, América del Norte y Asia.
Su modelo de negocio, basado en equipos de alta tecnología y servicios recurrentes, le proporciona ingresos estables y una posición competitiva sólida. Sin embargo, también implica importantes desafíos estructurales: ciclos de inversión largos, alta dependencia de licitaciones hospitalarias públicas y privadas, y necesidad constante de innovación en entornos regulados y de rápida evolución tecnológica. La presión por contener los costes sanitarios en muchos países puede limitar la velocidad de adopción de sus soluciones más avanzadas.
Desde el punto de vista bursátil, Siemens Healthineers ha mostrado un crecimiento sostenido desde su salida a bolsa, aunque con cierta volatilidad ligada a la evolución de los presupuestos hospitalarios y al calendario de lanzamientos tecnológicos. Su perfil combina características defensivas —por la estabilidad de la demanda médica— con una exposición significativa a la innovación y al ciclo inversor del sector salud. La adquisición de Varian, si bien estratégica, elevó el nivel de endeudamiento y exige una integración operativa exigente.
Como toda empresa cotizada en Alemania, Siemens Healthineers está sujeta a la retención fiscal del 26,375 % sobre los dividendos distribuidos, de los cuales sólo el 15 % suele ser deducible directamente en origen para residentes en países con convenio de doble imposición. Recuperar el exceso requiere una solicitud formal ante la administración tributaria alemana, un proceso que puede resultar lento y poco práctico para pequeños inversores internacionales.
En resumen, Siemens Healthineers representa una inversión de calidad en el ámbito de la tecnología médica, con un enfoque claro en innovación y soluciones integradas para los sistemas de salud del futuro. Su perfil es adecuado para inversores con visión a largo plazo interesados en el cruce entre salud y tecnología, aunque no está exento de retos financieros, competitivos y fiscales que deben ser valorados con precaución.
B. Braun Melsungen AG
B. Braun Melsungen AG es una empresa alemana del sector salud, especializada en tecnología médica, productos farmacéuticos y soluciones hospitalarias. Fundada en 1839 y con sede en Melsungen, es una de las compañías médicas más antiguas de Alemania y ha crecido hasta convertirse en un actor global con presencia en más de 60 países. A diferencia de otras grandes compañías del sector, B. Braun sigue siendo una empresa familiar no cotizada en bolsa, lo que le permite operar con una visión de largo plazo y una gestión más estable.
La actividad de B. Braun se organiza en cuatro divisiones principales: hospital care (soluciones para terapias intravenosas y nutrición clínica), Aesculap (instrumental quirúrgico y ortopedia), out-patient market (productos para el tratamiento en el hogar) y servicios hospitalarios personalizados. Su catálogo incluye desde bombas de infusión y catéteres hasta sistemas quirúrgicos avanzados, siempre con un enfoque en seguridad del paciente y eficiencia clínica. Esta diversificación le permite atender múltiples segmentos del sistema sanitario, tanto públicos como privados.
A pesar de su perfil sólido y diversificado, B. Braun se enfrenta a desafíos similares a los de otras compañías del sector: presión sobre los precios impuesta por sistemas de salud públicos, necesidad constante de innovación tecnológica y cumplimiento normativo riguroso a nivel internacional. Además, la fuerte competencia en el mercado global de dispositivos médicos exige una mejora continua de la eficiencia operativa y una gran capacidad de adaptación a las necesidades clínicas y regulatorias locales.
Desde el punto de vista del inversor, B. Braun presenta particularidades importantes: al no cotizar en bolsa, no está disponible para inversión directa en acciones ordinarias. Esto limita su acceso a los mercados financieros públicos pero también la protege de la volatilidad bursátil y de las presiones a corto plazo. Su modelo familiar y su enfoque a largo plazo han permitido un crecimiento sostenido, aunque con menor visibilidad pública y menor transparencia financiera que otras compañías cotizadas del sector salud.
A nivel fiscal, la falta de cotización impide hablar de retención sobre dividendos para el inversor tradicional. Sin embargo, algunas de sus filiales internacionales sí pueden participar en vehículos de inversión colectivos o estructurados, donde podrían aplicarse las normas fiscales propias del país en que se domicilie el fondo o la entidad que gestione la inversión.
En resumen, B. Braun representa un ejemplo clásico de empresa alemana industrial sólida, con un fuerte enfoque técnico, una cultura corporativa estable y una orientación clara hacia el largo plazo. Aunque no accesible a través de los mercados bursátiles, su presencia internacional y su papel clave en la cadena de suministro hospitalario la convierten en una referencia relevante en el sector salud europeo.
Bayer
Bayer es una histórica multinacional alemana del sector salud y agroquímico, con más de 150 años de trayectoria. Fundada en 1863 en Barmen (hoy parte de Wuppertal), alcanzó notoriedad mundial como empresa farmacéutica gracias a productos como la aspirina. Durante décadas, Bayer fue considerada una referencia en innovación médica, ciencias de la vida y química industrial. Sin embargo, su perfil empresarial cambió radicalmente tras la adquisición de Monsanto en 2018, un giro estratégico que ha marcado profundamente su evolución posterior.
Actualmente, la actividad de Bayer se articula en tres grandes áreas: farmacéutica (centrada en terapias cardiovasculares, oftalmológicas y oncológicas), salud del consumidor (productos sin receta como Aspirina, Claritine o Bepanthen), y ciencia agrícola (semillas, pesticidas y soluciones tecnológicas para el cultivo, a través de su filial Bayer CropScience). Esta última división se reforzó de forma significativa con la compra de Monsanto, operación que supuso el desembolso de 63.000 millones de dólares y la asunción de un inmenso pasivo legal vinculado al herbicida glifosato.
Desde ese momento, Bayer ha tenido que afrontar miles de demandas en Estados Unidos, muchas de ellas por presuntos efectos cancerígenos del producto Roundup. Aunque ha llegado a acuerdos extrajudiciales por miles de millones, la amenaza de nuevas sentencias sigue vigente y ha convertido esta adquisición en una de las más problemáticas de la historia empresarial europea reciente. La cotización de Bayer ha reflejado esta situación: desde niveles cercanos a los 120 € en 2015, las acciones han caído por debajo de los 30 € en 2024, arrastradas por la incertidumbre judicial y la desconfianza del mercado.
A las trabas inherentes al sector salud —elevada regulación, largos ciclos de desarrollo, necesidad constante de innovación— se suma en este caso una exposición legal permanente, que actúa como una auténtica espada de Damocles sobre la valoración de la empresa. Incluso en ausencia de nuevas sentencias, el lastre financiero y reputacional del caso Monsanto limita seriamente su capacidad de maniobra y de recuperación bursátil a corto y medio plazo.
Bayer fue en su momento una de las grandes compañías farmacéuticas europeas, símbolo de estabilidad y liderazgo en su sector. Hoy, sin embargo, su perfil es el de una apuesta arriesgada, en la que sólo los inversores con una elevada tolerancia al riesgo y una visión de muy largo plazo podrían encontrar un posible interés, siempre condicionado a una resolución favorable de los litigios en curso y a un giro estratégico sostenible.
Al tratarse de una empresa alemana, el accionista extranjero se ve además obligado a tramitar la devolución del exceso de doble imposición sobre los dividendos, que en el caso de Alemania implica una retención del 26,375 %, de los cuales sólo 15 % son deducibles directamente en origen según convenios fiscales internacionales.
En lo personal, salí de Bayer en el mismo momento en que se anunció la compra de Monsanto, ante las señales evidentes de riesgo estructural que implicaba la operación. Desde entonces, la empresa ha quedado completamente fuera de mis preferencias de inversión, y no contemplo por ahora ninguna posibilidad de reincorporarla a mi cartera.
Novo Nordisk
Novo Nordisk es una multinacional farmacéutica danesa, líder global en tratamientos para la diabetes, la obesidad y trastornos endocrinos. Fundada en 1923 y con sede en Bagsværd, cerca de Copenhague, la compañía ha sido pionera en el desarrollo de medicamentos basados en GLP-1, como Ozempic y Wegovy, que han transformado el abordaje de enfermedades metabólicas a nivel mundial. Durante años, su enfoque en la innovación y su sólida ejecución comercial la convirtieron en la empresa más valiosa de Europa por capitalización bursátil, llegando incluso a superar en valor el producto interior bruto de Dinamarca.
Sin embargo, desde mediados de 2024, Novo Nordisk ha experimentado una caída significativa en su cotización. Tras alcanzar máximos históricos por encima de las 1.000 coronas danesas, sus acciones han descendido más de un 60%, situándose en torno a las 400 coronas. Esta brusca corrección se debe a varios factores: resultados clínicos decepcionantes de su nuevo fármaco para la obesidad, CagriSema, que no alcanzó los objetivos esperados; creciente competencia por parte de Eli Lilly, cuyo medicamento Zepbound ha mostrado una eficacia superior; y presiones regulatorias en Estados Unidos, donde se han anunciado recortes de precios de hasta el 59% para igualar los precios más bajos de países comparables. Además, la proliferación de farmacias que ofrecen versiones compuestas no autorizadas de semaglutida ha afectado las ventas de Wegovy.
Algunos inversores ven en esta caída una oportunidad de compra, confiando en la solidez a largo plazo de Novo Nordisk. Sin embargo, yo interpreto esta situación como la confirmación de una realidad más dura: la dependencia excesiva de un solo segmento de productos y la vulnerabilidad ante cambios regulatorios y competitivos. La empresa enfrenta desafíos estructurales que podrían limitar severamente su crecimiento en los próximos años.
Además, invertir en Novo Nordisk implica consideraciones adicionales. La compañía cotiza en coronas danesas en la bolsa de Copenhague, lo que introduce costos de cambio de divisa y riesgo cambiario para los inversores internacionales. Asimismo, los dividendos están sujetos a una retención fiscal del 27% por parte de la hacienda danesa. Aunque es posible recuperar el exceso de doble imposición, el proceso puede resultar tedioso y requiere una gestión fiscal activa.
En resumen, Novo Nordisk ha pasado de ser una apuesta segura en el sector farmacéutico a representar una inversión con riesgos significativos. Dada la combinación de desafíos clínicos, competitivos y fiscales, he decidido mantenerme al margen y no considero su inclusión en mi cartera en el futuro próximo.
Johnson & Johnson (J&J)
Johnson & Johnson (J&J) es una de las mayores compañías de salud del mundo, con sede en New Brunswick, Nueva Jersey, y una historia que se remonta a 1886. Durante más de un siglo, ha operado en tres grandes segmentos: farmacéutico, dispositivos médicos y productos de consumo. Sin embargo, en 2023, la compañía completó la escisión de su división de consumo, que pasó a cotizar de forma independiente bajo el nombre de Kenvue, permitiendo a J&J centrarse exclusivamente en sus negocios de medicamentos innovadores y tecnología médica.
Tras esta reestructuración, Johnson & Johnson se organiza en dos divisiones principales: «Innovative Medicine», que incluye áreas terapéuticas como oncología, inmunología, neurociencia y enfermedades infecciosas; y MedTech, enfocada en dispositivos quirúrgicos, ortopedia, cardiología intervencionista y soluciones digitales para el diagnóstico y tratamiento clínico. Esta nueva estructura refuerza su perfil como empresa centrada en la innovación biomédica y la tecnología sanitaria avanzada.
A pesar de su sólida trayectoria y presencia global, J&J enfrenta desafíos significativos. Entre ellos, destacan los litigios relacionados con productos como el talco para bebés, que han resultado en acuerdos multimillonarios y han afectado su reputación. Además, la competencia en el sector farmacéutico es intensa, y la presión para desarrollar nuevos medicamentos y tecnologías es constante. La escisión de Kenvue también implica una pérdida de ingresos estables provenientes de productos de consumo, lo que podría aumentar la volatilidad de sus resultados financieros.
Desde la perspectiva del inversor, Johnson & Johnson ha sido históricamente considerada una acción defensiva, con un historial de más de 60 años de incrementos consecutivos en el dividendo. Sin embargo, invertir en J&J implica ciertas consideraciones. Al cotizar en dólares estadounidenses en la Bolsa de Nueva York (NYSE: JNJ), los inversores internacionales están expuestos al riesgo de tipo de cambio y a posibles costes asociados a la conversión de divisas. Además, los dividendos distribuidos a inversores no residentes en EE. UU. están sujetos a una retención fiscal del 15%, siempre que se presente el formulario W-8BEN para beneficiarse del tratado fiscal aplicable.
En resumen, Johnson & Johnson representa una inversión sólida en el sector salud, con un enfoque renovado en innovación farmacéutica y tecnología médica tras la escisión de Kenvue. No obstante, los inversores deben considerar los riesgos asociados, incluyendo litigios pendientes, la pérdida de ingresos estables de la división de consumo y las implicaciones fiscales y cambiarias de invertir en una empresa estadounidense.
Pfizer
Pfizer Inc. es una de las principales compañías farmacéuticas del mundo, con sede en Nueva York y una historia que se remonta a 1849. Con un amplio portafolio de medicamentos y vacunas, la empresa ha desempeñado un papel fundamental en la evolución de la industria farmacéutica moderna. Su nombre cobró notoriedad mundial durante la pandemia de COVID-19 por el desarrollo, junto a la alemana BioNTech, de una de las primeras vacunas de ARN mensajero aprobadas y distribuidas a escala global.
La actividad de Pfizer se organiza en diversas áreas terapéuticas clave, como oncología, vacunas, inflamación e inmunología, enfermedades raras, medicina interna y enfermedades infecciosas. Entre sus productos más conocidos se encuentran «Prevnar», «Eliquis», «Ibrance» y, más recientemente, «Comirnaty» (la vacuna contra la COVID-19) y «Paxlovid» (antiviral oral contra la misma enfermedad). A pesar de este éxito puntual, la empresa busca reposicionarse tras el retroceso de los ingresos extraordinarios ligados a la pandemia, que impulsaron de forma temporal tanto las ventas como la cotización.
Desde 2023, Pfizer ha atravesado un proceso de ajuste estratégico. La fuerte caída de los ingresos por vacunas y tratamientos relacionados con la COVID-19, sumada a adquisiciones costosas como la de Seagen por 43.000 millones de dólares, ha generado dudas sobre su capacidad de crecimiento sostenible y rentabilidad futura. La cotización de la acción se ha visto afectada, cayendo desde un máximo de aproximadamente 61,25 dólares en diciembre de 2021 hasta alrededor de 22 dólares en la actualidad, reflejando las expectativas moderadas del mercado y la creciente competencia en varias de sus áreas clave. Además, como muchas farmacéuticas, enfrenta retos estructurales: expiración de patentes, presión regulatoria, alto coste de I+D y riesgos legales relacionados con litigios por efectos adversos o precios.
Para el inversor, Pfizer representa una acción con perfil mixto: una base sólida y marcas reconocidas, pero una visibilidad incierta sobre su capacidad de generar crecimiento estable a largo plazo. En su favor juega una política de dividendo generosa y sostenida, aunque acompañada por un contexto empresarial cada vez más exigente. Además, al cotizar en dólares estadounidenses en la Bolsa de Nueva York (NYSE: PFE), la inversión conlleva riesgo divisa y posibles costes de cambio para quienes invierten desde fuera de Estados Unidos.
Los dividendos distribuidos por Pfizer están sujetos a una retención fiscal del 15 % para los inversores internacionales que presenten correctamente el formulario W-8BEN. Si no se presenta este documento, la retención sube automáticamente al 30 %, según la normativa fiscal estadounidense [1].
En resumen, Pfizer es una de las farmacéuticas más reconocidas del mundo, con un historial extenso y un rol destacado en la reciente crisis sanitaria mundial. Su futuro dependerá de su capacidad para innovar, reposicionar su portafolio tras la era COVID y optimizar su estructura financiera. Aunque su dividendo puede resultar atractivo, la inversión requiere prudencia y una evaluación realista de los riesgos operativos, estratégicos y fiscales que implica.